lunes, 19 de septiembre de 2016

India me robó la calma



Estado: con unos años más

Suena en el soundtrack de mi vida: M.I.A. - Paper Planes


La última que me ha pasado para darme cuenta como han pasado los años. Hace ya dos meses me causé una lesión en la espalda por hacer mucho deporte y no descansar lo suficiente. Voy a la médica de cabecera y me dice que es por el desgaste de los años. Jamás pensé que dirían algo así, por supuesto yo hice mi propio análisis y sin más es por no descansar. Pero también creo que debo empezar a aceptar que he llegado a los treinta. 
¡GUAO! ¡TREINTA AÑOS! Todavía me acuerdo de esas tardes aburridas de clases de química donde pensaba cómo iba a ser mi vida cuando tuviera veinticinco o incluso treinta. Dirán los que tienen casi cuarenta, pero sin solo son treinta! Supongo que tiene el mismo efecto que cumplir cuarenta o incluso cincuenta. 

Nos olvidamos de la edad y ahora voy a intentar contarles mi viaje a la India, por segunda vez, y Nepal. 
En el primer viaje visité el sur. Hace 3 años estuve en Mumbai, Hampi, Gokarna, Maharastra y Goa. Fue un viaje muy agradable, impactante, lleno de historia, creencias religiosas absurdas y contrastes occidentales. Y a todo esto le agregamos un accidente en moto. Sin más. Gané una nueva cicatriz y aprendí la lección de no coger nunca más una moto en lugares como esos y a ser un poco más prudente. Maldita Lonely Planet (Ponía que la mejor forma de conocer era alquilar una moto). 
Este año decidí volver por alguna extraña razón que todavía no sé. Esta vez al norte, esa parte que todo el mundo me reclamaba que por qué no había ido, lo único famoso que tiene la India ante los ojos de los que se quedan en lo superficial, el Taj Mahal. 
Aterricé en Nueva Delhi, una ciudad de auténtico CAOS. Sin reglas, ni respeto, ni muchísimo menos empatía con nadie. Una vez más hice caso a la maldita guía, Lonely Planet, y decidí quedarme en el epicentro de los mochileros, Paharganj. Maldita la hora. No lo recomiendo en absoluto. Es el peor lugar de Nueva Delhi y además está plagado de timadores, estafadores, oportunistas y farsantes. Es la zona más sucia y caótica de la ciudad. Aún así me quedé ahí porque ya tenía reserva en un hotel de mala muerte. Sucio, oscuro y metido entre callejones mugrientos. (Vale es la India todo está así pero si te mueves de esa zona hay menos mierda). El punto de escribir este post sobre India es ser lo más honesta posible y relatar lo que me pasó. Ahora entiendo por qué me formaron un auténtico jaleo a la hora de darme la visa. Al ser escritor o cualquier profesión que tenga que ver con medios de comunicación, necesitas una visa especial. Luego te hacen rellenar un formulario donde te preguntan de qué vas a escribir, para qué... y así una batería de preguntas para detectar si eres una amenaza para su país. Pues quizá después de este post lo sea porque vaya tela. Bueno, al grano. 

Todo empezó con el primer timo, 20€ por un "city tour". Te parece razonable cuando acabas de llegar de Europa y dices, bueno no está mal. Yo le decía al chofer dónde llevarme. De 10 de la mañana hasta las 5 de la tarde. En una ciudad plagada de coches y tráfico. Total al final me llevó como a 4 sitios como mucho. No daba tiempo para más. El hombre ni siquiera sabía dónde ir. Es cierto que hay mucho que ver pero si te dedicas a llevar a turistas como mínimo debes tener una idea de por dónde empezar. 20€ en la India es muchísimo dinero. El salario mínimo es de 40€. Pero yo me pregunto, si supuestamente soy mochilera (no tengo dinero) por qué un hotel barato me recomienda una actividad como esta? Porque se quieren aprovechar del turista en todo momento. 
Por la calle hay que estar constantemente en guardia porque te vienen por todos los lados. Lo más lamentable son las mentiras y como estás en un país extraño y en el que violan a una mujer cada 30 minutos no estás para hacer tonterías. 
Quería comprar un billete de tren en la estación central para ir de Delhi - Agra - Jaipur - Delhi. El famoso triángulo dorado. Ahora se porque lo llaman así, dorado por todo el dinero que nos roban. Al intentar entrar a la estación me para un supuesto "supervisor" y me dice que ningún turista puede entrar y que si quiero comprar un billete debo ir a la oficina para extranjeros que quedaba a una cuadra aproximadamente. Como en mi viaje anterior ya había ido a una de estas confié en él. Para no perder más tiempo decidí pillar un autorickshaw y le dije al supervisor que le dijera al conductor dónde llevarme ya que los conductores no entiende mucho inglés. Me monté y a medida que vamos avanzando el trayecto se me hacía largo y me dije menos mal que pillé esto sino me hubiera perdido. Los timadores me llevan a la supuesta oficina de turismo, tienen todo tan bien montado para simular de que estás yendo a la oficina del gobierno que incluso ponen sus oficinas en un primer piso como me indicó el "supervisor" y en la puerta las siglas oficiales por si tienes dudas. Algo me sonaba raro. Le digo que necesito los ticket de tren y me empieza a contar milongas de que los trenes tienen mucho retraso, que hay inundaciones, que igual no es buena idea ir en tren y me intenta a vender el mismo paquete que me habían intentado vender en el hotel de mala muerte por 230€ al doble de precio 470€. (Un coche privado que me lleve a esos lugares). Me doy cuenta al toque que es un timo y hacen lo imposible por retenerme y digo NO! Pero como soy mujer mi palabra y respeto no valen un carajo. Salgo por la puerta como alma que lleva el diablo e intento pillar otro taxi y querían volver a llevarme a otra mierda de esas. Y así... Es prácticamente imposible comprar lo putos billetes de tren por cuenta propia. Al menos que contrates un intermediario, ya sea agencia de viajes o timadores. Es lamentable cómo la gente que interpreta estos roles se están cagando en la reputación de un país. En los otros estados que estuve me dijeron que primero confiara en mi enemigo y luego en la gente de Delhi. Si supieran el daño que le están haciendo a su país quizá lo pensarían dos veces a la hora de hacer esto. Estuve en Varanasi, Amritsar, Agra (esto es lo mismo que Delhi) y Jaipur, y todo coincidían que son unos estafadores pero por supuesto ellos tampoco se quedaban atrás. Quieren cobrar el triple de lo que en realidad valen las cosas. Decidí irme a la India porque seguro gastaba menos dinero que yendo a Japón, después de tantos timos de los que era imposible escapar, me he equivocado. 

Lo mejor de todo es que no fui la única que le pasó esto, porque en un momento empecé a pensar que era yo. En la entrada de un monumento me encontré con una escritora inglesa que escribía para una revista de viajes y me contó que llevaba 200 libras en 3 días en timos. Y por supuesto eso era lo que iba a escribir. Y al final de nuestra conversación me dijo el titular de mi artículo y mi recomendación es NO VAYAN A INDIA. Es triste porque así como tiene cosas malas hay cosas buena. Pero solo pasa cuando te encuentras con gente pura que no ha sido influenciada por el dinero, el capitalismo y el instinto de supervivencia sin importar el daño colateral que causen. Pero esto es pan para hoy y hambre para mañana. 
Otra anécdota fue que el recepcionista del hotel Amax Inn en Delhi quería pegarme, tuvieron que venir otros dos empleados a detenerlo porque empezó a gritarme (por que se creen con el derecho de gritarle a cualquier mujer) y le dije en un tono muy tajante y ojos decapitadores que no me gritara. Y ahí empezó todo. No se queden en ese hotel porque aunque lo recomienda la maldita guía de mierda que seguro la escribe un hombre porque no puede ser que haya tenido una experiencia tan buena como para que recomiende este antro de mala muerte. (Los de la Lonely Planet deberían tener mujeres que escriban las guías en países como este. Porque cambia totalmente la historia). 

Y otra más para terminar en la mezquita más grande de Asia que es la que lamentablemente está en Delhi le cobran a los turistas 300 rupias por cámara de fotos y móvil. Entre pitos y flautas te gastas casi 10 € con toda la mierda que llevas encima. Esta norma es simplemente para robarnos más. Y como no me dio la gana de pagar por cámaras, móviles y demás el tipo de la puerta me empujó repetidas veces. Por supuesto una vez más sintiéndose con el derecho de superioridad por encima de una mujer. 

Una última y la más bizarra de todas. Amritsar. Conocido por ser la cuna de los sights también tiene un atractivo especial para todos los indios, la famosa frontera con Pakistán y su conocido y popular acto entre fronteras. Todos los días a las 18 horas ambos país bajan las bandera. Pero no es un simple acto, es un espectáculo de nacionalismo que atrae a indios de todas partes del país. Hay quienes solo van a ver eso. Para que se hagan una idea la frontera está a unos 2 kilómetros desde donde entras. Ahí empiezas a caminar en filas separadas, hombre por un lado y mujeres y niños por otro. Por suerte al ser turista te separan del resto de la multitud. Es una carretera de dos paños separada por una mediana de plantas silvestres y alambres de púas. Cuando va faltando menos de un kilómetro las filas de desbordan y el descontrol se apropia del lugar. Empiezan a correr descontroladamente, tipo San Fermín, a la puerta de entrada ya que el espacio es reducido. Imagínense ir hasta allí y no poder entrar, qué disgusto. Es una especie de auditorio separado por rejas enormes que limitan el espacio entre tierras. Dejando bien claros los límites entre India y Pakistán. En el reducido espacio nos dividen en diferentes grupos VIP (indios con dinero), turistas, muchedumbre (indios sin dinero). Nos hacen llegar con 2 horas de antelación por eso de no quedarnos sin sitio. Y mientras esperas los vendedores ambulantes son la atracción de recinto. Te intentan vender lo que no está escrito. Cuando se va acercando la hora aparece un animador vestido de blanco que selecciona entre la muchedumbre a unas 10 mujeres al azar que son las encargadas de bailar al ritmo de la música desafinada que va saliendo de un altavoz a punto de explotar. Mientras la jauría de testosterona grita y se emociona. Sintiéndose orgullosos de sus mujeres, de su música y de ser indios. Cuando faltan escasos minutos los militares se van formando y el animador genera gritos y euforia en el auditorio. En paralelo del otro lado de la frontera hay un acto parecido pero menos ruidoso en el que apenas vi mujeres. A las 18 horas militares empieza el show, un acto lleno de odio, rabia y destrucción. Gritos entre fronteras y patadas al aire que demuestran poder, rabia y odio. Y por supuesto a ver quién tiene la polla más larga. Todo a la vez y a todo esto la muchedumbre aclama y grita para alimentar el sentimiento y el animador lo agudiza. Y así 30 minutos de estrellar rejas, patadas sin sentido, gritos, rabia y testosterona apoderándose del recinto. Por supuesto los pocos turistas que estamos ahí no damos crédito a todo lo que ven nuestros ojos. Lo único que he podido ver en todo esto fue el odio estúpido entre países de historias pasadas que ya no van a cuento y siguen contagiando y alimentando ese sentimiento de muerte y destrucción entre naciones. Falta de tolerancia y odio por cambio de opiniones. Lo peor de todo que la mayoría de las personas que asisten a este acto no tienen ni idea y solo siembran en el pueblo ese odio entre países. Al salir le pregunté a muchos por qué gritaban y me respondieron que porque ellos odian a Pakistán y son el enemigo. Y lo dicen así sin más. Estoy segura que si ven un pakistaní a la salida lo matan sin piedad. Así mismo como apedrean a una mujer por enseñar los tobillos o por comer carne de vaca. (Que al final resultó ser de búfala). 
Después de ver este tipo de espectáculos lamentables propios de un mundo machista no me sorprende que el mundo esté como esté. Circo para el pueblo. Si seguimos sembrando odio desde luego paz no vamos a cosechar. Es lamentable ver esto y que nadie haga nada para detenerlo.  

Como pueden ver, una experiencia poco positiva esta vez por la India. Y como dijo la escritora inglesa, si están pensando ir a la India a ver el Taj Mahal, vayan a Agra véanlo and get the hell out!


Aquí hay algunas fotos del viaje. 



Una foto publicada por Nicole (@ptyniki) el

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