lunes, 13 de junio de 2016

¿Quién coño impuso esto?


Estado: nostálgica, cabreada
Ubicación: en algún lugar

suena en el soundtrack de mi vida: Slow Club - Tears of Joy


Recuerdo perfectamente la hora del recreo donde mis compañeras hablaban de las dietas, que estaban gordas, apenas comían, despreciaban sus cuerpos, no tengo culo, me voy a operar las tetas, seguro no le gusto a fulano porque a él le gustan las tetas grandes... Y así el monotema referente a la apariencia física androcentrista. Todo esto sin ser conscientes. Se sentían culpables por todo esto, o esa era mi impresión. A mí la verdad que me daba bastante igual todo esto. Pero supongo que inconscientemente estas conversaciones se alojaron en algún lugar de mi cerebro. Nunca he hecho dietas tampoco me he quejado de mi cuerpo demasiado. Estoy feliz y me siento privilegiada de no tener los pechos grandes, al contrario amo mis tetas. Sobre mi culo, digamos fue seleccionado como uno de los mejores de la clase. (Lo sé, en qué momento permitimos esto. Malditos estándares de belleza). A pesar de todo esto yo nunca he estado muy a gusto con mi culo. ¿Por qué? No tengo ni puta idea. 

Todas estas mierdas que se fueron gestando en nuestros cerebros son producto de este patriarcado que determina cómo debe verse una mujer y hasta cómo debe comportarse. ¿Quién coño impuso estos estándares? Lo peor es que la gran mayoría de nosotras los acepta y nos dejamos la vida por cumplirlos. Hay quienes entran al quirófano arriesgando su vida por cambiarse una nariz o ponerse 3 tallas más de pecho. Las hay que se endeudan por un cambio. Una vez escuché a una cirujana decir que "la gente entra al quirófano porque quieren cambiar por fuera lo que no pueden por dentro". Y la mujer no se equivocó con esto. Tenemos que empezar por aceptarnos a nosotras misma. Sí, TODAS tenemos celulitis. Y ESTÁ TODO BIEN. ¿Qué más da? No es lo que nos vendieron, no son imperfecciones es parte de nosotras. Otro de los culpables y que colaboraron a difundir este mensaje fueron los publicistas. Creándonos preocupaciones sin sentido en la vida de las mujeres como tener pelos en las piernas, sexo o axilas, adelgazar, fumar. Nos vendieron que la mujer que fumaba era más interesantes, más sexy. Nos dijeron que los pelos en las piernas nos quitaban la feminidad y así miles frases que se fueron reproduciendo en el cerebro de nuestras antepasadas generando un comportamiento repetitivo sobre estos estándares de belleza falsos. La moda también fue otra culpable. Nos han hecho dependientes de sus productos y encima nos quieren hacer creer que nos facilitan la vida y nos hacen un favor. Si todas dejáramos de consumir sus mierdas se irían a la quiebra. ¿Lo intentamos?  

La belleza como tal no existe. NOS ENGAÑARON. Es un concepto abstracto. Este poema de Caeiro lo explica perfectamente. Lo conocí gracias a una poeta venezolana. 



La belleza es el nombre de cualquier cosa que no existe
que yo doy a las cosas a cambio del agrado que me dan.
No significa nada.
Entonces ¿por qué digo de ellas: son hermosas?
Sí, incluso a mí, que vivo sólo de vivir,
invisibles, vienen a mí las mentiras de los hombres
ante las cosas, ante las cosas que sencillamente existen.

iQué difícil ser uno mismo y no ver sino lo visible!
Caeiro


Empecemos a ser nosotras mismas. 




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